26 julio 2005

Jura de Unidad Católica por miembros del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo

Olite, 25 julio 2005, festividad de Santiago Apóstol, Patrón Mayor de las Españas. Los mandos de la Comunión Tradicionalista de la España peninsular se reunieron en Olite, la vieja capital del viejo Reyno, el domingo 24 de julio. En la junta se pasó revista a la labor del último año, y se abordaron los principales asuntos organizativos del Carlismo.

En el balance del curso político se dio cuenta de las actividades realizadas, que suponen un aumento tanto cuantitativo como cualitativo. Se destacó el gran acto antieuropeo del pasado 29 de enero en Madrid, el mayor de la Comunión Tradicionalista en los últimos veinte años, así como nuestra presencia y claro mensaje en las movilizaciones contra el terrorismo y en defensa de la familia. Se ha reactivado la Comunión Tradicionalista en diversos lugares de las Españas como los reinos de Córdoba, Galicia, León, Navarra y Toledo. Se han fortalecido los lazos con el resto de la Hispanidad, singularmente mediante la presencia de Don Sixto Enrique de Borbón en Méjico, Colombia, Argentina y Uruguay (en Montevideo, significativamente, tuvo lugar una entrevista entre el Abanderado de la Tradición y el ex Presidente católico Bordaberry, el mismo día que el hijo del Usurpador adornaba la toma de posesión del nuevo presidente masónico de aquel país hermano); también se han estrechado relaciones con Nápoles y Portugal. La Vicesecretaría de Organización dió cuenta del creciente eco en los medios, con más de sesenta menciones recientes sólo en diarios.

El jefe delegado recordó que la Comunión Tradicionalista es un ente moral, que abarca a todos los leales a la tradición y la legitimidad, en todo el orbe hispánico; y que así está reconstruyéndose, regenerándose, a pesar de las dificultades.

Las decisiones que se tomaron de cara al futuro siguen la misma senda de salvar y preservar todo lo que de bueno, natural y tradicional perviva en España, y vigorizarlo hacia la total restauración de la Tradición; esa es la tarea del núcleo irreductible y comprometido que es nuestra Comunión, cuyos miembros más destacados han fortalecido su unión en estos días de convivencia.

Esta reunión tenía además otro objeto. Junto a la revisión ordinaria de los asuntos de la Comunión, se había decidido renovar el juramento de la Unidad Católica de España, que en el cercano Monasterio de La Oliva hicieron los jefes del Requeté el 25 de julio de 1964. A la reunión asisitió uno de los más significados de los juramentados aquel año, Manuel de Santa Cruz, quien explicó el significado y trascendencia del mismo en una intervención memorable que deleitó a los carlistas más jóvenes. (No pudo asistir José Arturo Márquez de Prado, último Delegado Nacional del Requeté y otro de los juramentados originales, quien expresó su adhesión en entrevista en Madrid con el jefe de la Secretaría Política de Don Sixto Enrique de Borbón). José Antonio Ullate animó a los presentes a velar armas, a prepararse espiritualmente para el juramento de la mañana siguiente que representa un compromiso sincero con la teología política del Reino de Cristo a través de la unidad religiosa.

El propio Regente carlista no quiso faltar a tan trascendental acontecimiento. S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón se unió en la tarde del domingo a los jefes carlistas reunidos en Olite. El día anterior había hecho una visita privada a Burgos. Con el Abanderado de la Tradición venían el jefe de su Secretaría Política, Miguel Ayuso, y el hermano de éste, Carlos; y Monseñor Ignacio Barreiro, capellán de Su Santidad y encargado de la oficina romana de Vida Humana Internacional, venido expresamente de Roma para la ocasión del Juramento de la Unidad Católica.

En Valdenoceda, don Ignacio Barreiro dijo la Santa Misa dominical, según el inmemorial rito codificado por San Pío V, en su iglesia románica. A la salida del templo, el Abanderado de la Tradición tuvo un simpático encuentro con las numerosas de personas llegadas de todo el valle de Valdivielso para las celebraciones de la Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros.

A su llegada a Navarra, Don Sixto Enrique de Borbón --quien provocó el entusiasmo desbordante de los leales, al ver que continúa su recuperación física, y que su claridad de ideas y su entrega a la Causa no sólo no disminuyen, sin que crecen con los años-- recibió en audiencia privada a la veterana margarita Sylvia Baleztena Abarrategui, ejemplo de la lealtad de la mujer carlista, luchadora incansable, que ha sufrido las amenazas del separatismo; miembro de uno de los más destacados linajes carlistas navarros y vieja amiga de la Familia Real legítima.

Después del besamanos, se celebró una cena de hermandad en Olite, tras un paseo por el casco histórico de la vieja capital. Pronunció el primer brindis Miguel Ayuso, con una hermosa fórmula napolitana. En sus palabras, el jefe de la Secretaría Política de Don Sixto Enrique de Borbón resaltó la continuidad de la Comunión en su defensa de la Unidad Católica de España.

Tomó la palabra el propio Abanderado de la Tradición, quien agradeció el esfuerzo de los mandos de la Comunión y se manifestó encantado de estar en Navarra y entre carlistas. Se refirió a la significación de esta tierra para el resurgir del Carlismo, en lucha contra el mundialismo masónico en unión con el resto de las Españas. Citando las palabras de un traidor, que se congratulaba de que España "había dejado de ser diferente" en los días iniciales de la inicua Constitución de 1978, Don Sixto Enrique dijo que, a pesar de su decadencia actual, "España, gracias a Dios, es diferente" y, con el concurso de la América Hispana, ha de restaurar la Hispanidad y la Cristiandad, Cristiandad que llega al menos desde el extremo occidental de Chile hasta el oriental de Siberia. Animó a los carlistas para que nuestra vocación hispánica vuelva a recobrar sus bríos, con la fe en la misericordia de Dios, frente al error del determinismo histórico. Su intervención fue muy aplaudida por los presentes, entre gritos de "¡Viva el Rey!". Un vibrante Oriamendi cerró el turno de las intervenciones, aunque la cena se alargó algo más con la discusión de nuevos proyectos.

La jornada del lunes 25, fiesta del Hijo del Trueno, empezó muy temprano con una visita al Monasterio de La Oliva. Lamentablemente la actual crisis parece haber hecho mella en el abad cisterciense, que ignorando el "celebret" de un prelado doméstico de Su Santidad y la autorización del Arzobispado de Pamplona, negó en el último momento el permiso que inicialmente había dado para que la Santa Misa de la renovación del juramento se celebrase en la misma iglesia que acogió el primero (¡qué contraste con el entusiasmo de los monjes de hace cuarenta años, que fueron los inspiradores del mismo!). Se celebró, pues, en el magnífico Convento de Santa Engracia, de las Madres Clarisas de Olite, que lo acogieron de muy buen grado, asistiendo la comunidad al completo; la madre superiora daba gracias a Dios porque la Familia Borbón Parma siga fiel a Cristo Rey.

Monseñor Ignacio Barreiro dijo la Santa Misa tradicional, que presidió S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón; dos jóvenes de la familia Brustenga hicieron de monaguillos. En su vibrante sermón, Monseñor Barreiro expuso las contradicciones entre la modernidad y la verdadera doctrina. Puso de manifiesto la relación entre la devoción a Santiago con la Unidad Católica; la invocación al santo patrón que extendieron los antiguos tercios de la Monarquía hispánica y continuaron los de Requetés nos sigue acompañando en nuestra lucha.

Tras el sermón se procedió a la renovación del voto. Ante Don Sixto Enrique, Manuel de Santa Cruz tomó el juramento sobre los Santos Evangelios a Miguel Ayuso, como jefe de la Secretaría Política del Regente, quien a continuación lo tomó al delegado de la Comunión Tradicionalista en Navarra, José Antonio Ullate; al presidente del Círculo Carlista Antonio Molle Lazo, Luis L., y al jefe nacional de Juventudes Tradicionalistas, Víctor Ibáñez. Juramento realizado en nombre de toda la Comunión Tradicionalista, con la fórmula de 1964: "Yo, (Nombre), me comprometo a defender a la Santísima Virgen María, Señora Nuestra, y la Unidad Católica de España. Así lo prometo a Dios y así lo juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que con la mano toco." "Si así lo hicieres, Dios te lo premie; y si no, te lo demande".

La Comunión Tradicionalista ve de este modo reforzados su compromiso político y la cohesión entre sus mandos, siguiendo su vocación de ariete contra el mal institucionalizado amparados por la gracia de la consagración a Dios en el espíritu de la caballería.

Al término de la Santa Misa, los carlistas, todos con boina roja o blanca, dieron un último paseo por Olite entre la simpatía de sus gentes, para a continuación, encabezados por Don Sixto Enrique de Borbón, partir camino de Haro, en La Rioja, donde también se conmemoraba la festividad de Santiago Apóstol.